Delia Ramírez nació cerca del Nevado, cuando todavía era el pico blanco del Páramo de Sumapaz, en las altas montañas orientales de Colombia. Vivió su vida en medio de esa región tan difícil y, a la vez, tan interesante de la historia de Colombia. Hasta allí llegaron las marchas campesinas que se iniciaron en el Tolima y Cundinamarca y que llevaron a cientos de familias que se encaramaban al mundo para protegerse de la violencia. Pero la violencia siempre se dio sus mañas para alcanzarlos. La niña vio pasar la vida de ese país frente a sus ojos mientras acompañaba a su padre a cumplir con sus obligaciones de hombre, de campesino y de ciudadano.

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